Los molinos de Kinderdijk son sin duda una de las atracciones más importantes de Holanda.
Declarados patrimonio de la humanidad de la UNESCO en 1997, son una visita obligada si viajas a los Países Bajos.
Se encuentran en el pueblo de Kinderdijk, en la provincia de Zuid Holland, a solo 15 km de Rotterdam.
Nosotros tuvimos la suerte de verlos en dos ocasiones, la primera en el año 2000 cuando realizamos nuestra primera ruta en bici por Holanda y la segunda en 2017 durante la ruta por el Rin.
En el siglo XIII el conde Floris V de Holanda ordenó la creación de la primera Waterschap o Junta del Agua con el fin de gestionar los diques de la zona de Alblasserwaard.
Esa Junta del Agua y otras muchas siguen activas hasta el día de hoy y gracias a ellas los Países Bajos se mantienen secos .
Hemos de tener en cuenta que, además de su claro interés turístico, los molinos tienen una función muy importante, si dejasen de funcionar el 40% de los Países Bajos desaparecerían inundados.
Actualmente la Waterschap de Rivierenland es la que mantiene el conjunto de los molinos de Kinderdijk que está formado por un total de 19 molinos, de los cuales los 8 primeros fueron construidos en 1738 y servían para gestionar el curso del agua y evitar inundaciones.
En 1868 se instalaron estaciones de bombeo a vapor para ayudar a los molinos de viento. Años más tarde, en 1924, estas bombas se reemplazaron por unas bomba eléctricas, electricidad que se obtenía de generadores diesel. Pero durante la Segunda Guerra Mundial los alemanes requisaron el gasóleo y se pusieron de nuevo en marcha los viejos molinos de viento.
Ya en 1995 se creó una nueva planta de extracción basada en el tornillo de Arquímedes.
Hoy en días las bombas son eléctricas y están controladas por ordenador pero aun así los viejos molinos se mantienen en perfecto funcionamiento por su fuese necesario volver a usarlos.
Visita a los molinos de Kinderdijk
Los molinos se pueden visitar todo el año. Los sábados, en los meses de julio y agosto, se ponen en funcionamiento.
Para visitarlos te recomendamos que compres la entrada en la web de los molinos de Kinderdijk y así te ahorrarás las largas colas que se forma en la taquilla, especialmente en verano. El recorrido se puede hacer andando y, por supuesto, en bicicleta. También puedes reservar una visita en el barco que recorre el canal.
La entrada cuesta 8 € en taquilla, o 6,50 € online. Incluye la visita exterior a los molinos, entrar en los molinos Nederwaard y Blokweer y ver un documental sobre su historia en la Estación de Bombeo Wisboom. Si te interesa ver el documental ten en cuenta que el último pase es a las 17:00 y los molinos-museo cierran a las 17:30. Así que recomendamos llegar al menos 2 horas antes para que te dé tiempo a verlo todo con calma.
Estos horarios son en verano, en otras épocas del año cierra incluso antes.